Nacido el 18 de noviembre de 1836, en Baní, Santo Domingo, Máximo Gómez emigró a Cuba el 13 de julio de 1865. Después de residir unos meses en Santiago de Cuba, se ubicó en El Dátil, jurisdicción de Bayamo. Allí comenzó a conspirar con los revolucionarios cubanos que aspiraban a la emancipación de la Patria.
En la propia provincia oriental, Máximo Gómez desarrolló sus actividades militares como jefe y realizó el 4 de noviembre de 1868 la primera carga al machete en Venta del Pino de Baire al frente de bisoños combatientes campesinos y aniquiló al enemigo colonialista, superior en número, armamento y entrenamiento. Desde entonces, ese método de lucha se convirtió en el instrumento fundamental de lucha mambisa durante treinta años (1868-1898).
General de mil batallas, formador de grandes jefes. Su disciplina y valentía le merecieron el respeto de las fuerzas mambisas con las que realizó la primera invasión del Ejército Libertador a Occidente.
El cese temporal de la campaña independentista por el Pacto del Zanjón le obligó a marchar al extranjero. En medio de muchas penurias, donde incluso perdió a varios de sus hijos, no doblegó sus ideales y se dedicó a los preparativos de una nueva contienda.
Identificado con el pensamiento de José Martí en sus ideales de unidad latinoamericana, Máximo Gómez consideraba de gran importancia la confraternidad de los pueblos antillanos para enfrentar la expansión imperialista yanki.
El intervencionismo militar yanki frustró el ideal de plena soberanía de Cuba y Puerto Rico, y con certera visión manifestó su repudio contra la ocupación militar norteamericana en nuestra Patria. El 8 de enero de 1899, en su Diario de Campaña anotó:
"Los americanos están cobrando demasiado caro con la ocupación militar del país... el día que termine tan extraña situación, es posible que no dejen los americanos aquí ni un adarme de simpatía".
Serafín, general de tres guerras
Serafín Sánchez Valdivia cayó combatiendo el 18 de noviembre de 1896.
Sobre él, escribió José Martí en Nueva York: "De sólidos méritos y limpio corazón el valiente y sensato cubano Serafín Sánchez. De soldado anduvo toda Cuba, y adquirió gloria justa y grande. Es persona de discreción y de manejo de hombres, de honradez absoluta y de reserva, y tiene de columna hasta la estatura".
Serafín nació el 2 de julio de 1846 en la villa de Sancti Spíritus. Antes del estadillo de la guerra de 1868, trabajó como maestro y el 6 de febrero de 1869 se alzó en armas contra el colonialismo español, seguido por 45 hombres y fue General del ejército mambí en las tres guerras.
Vinculado estrictamente a Máximo Gómez, sirvió de enlace entre el héroe de mil batallas y el apóstol José Martí. Por su gran prestigio revolucionario, contribuyó decisivamente, siempre al lado de Martí, a unir a los viejos combatientes con los conspiradores civiles, y por su autoridad en el centro de la Isla, a vertebrar el movimiento clandestino.
Aquel 18 de noviembre de 1896, el General Serafín, Inspector General del Ejército Libertador, participa en el combate reñidísimo que sostienen las fuerzas mambisas durante cuatro horas contra dos numerosas columnas enemigas en el paso de Las Damas sobre el río Zaza.
Una bala atravesó al mayor general Serafín Sánchez, del hombro derecho hacia el izquierdo, cortando la arteria pulmonar y produciendo de manera casi instantánea la muerte. Solo tuvo tiempo para decir: "Me han matado", y luego "eso no es nada; sigan la marcha".
Source: Granma, November 18, 2011
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